Un año más, a las puertas de una
cuaresma más,…quien sabe hasta cuándo, fieles a nuestra cita traemos nuestro capricho, que no es otro que investigar,
recrear y difundir la conocida por
música de capilla ofreciendo a nuestro
público obras que permanecen aún
dormidas en diferentes archivos, cajas, legajos, cajones etc. Así como
procurando una interpretación lo más fiel posible a lo escrito o reflejado por
su autor.
Esta cuaresma vamos a exponer o
pedir una reflexión, ¿por qué aparecen o se recupera tan poca cantidad de
música procesional?
Nos llena de orgullo y satisfacción…. Parafraseando a nuestro
respetado rey emérito, ser de los pocos grupos, por no decir el único que
cuaresma tras cuaresma podemos ofrecer a
nuestros seguidores y al mundo de la música procesional el despertar de obras
desconocidas u olvidadas. Unos años,
obras con más expectación por el nombre de sus autores o la dedicatoria
a Hermandades más reconocidas y otros con algo menos por ser más anónimos tanto
unos como otros, el caso es que esta situación
lleva a una reflexión.
Es conocida por todos los amantes
de la música procesional que hay cantidad de menciones, tanto por prensa como
en datos biográficos, sobre marchas u obras de autores que se compusieron en su
día, que incluso se estrenaron e interpretaron pero que hoy en día no están
disponibles o digamos no están al alcance de poderlas interpretar o dar a
conocer.
En otras ocasiones ya nos hemos
referido a la cantidad de jóvenes que cada año salen, más y mejor preparados
tanto musical como culturalmente, de los conservatorios y universidades, los
cuales están ansiosos de triunfar, bien
mediante la interpretación, bien en cualquier otra de las múltiples facetas que
la música nos brinda.
¿A nadie dentro de las
Hermandades o instituciones interesadas en recuperar o rescatar una determinada
o determinadas obras, se le ha ocurrido
el encargarle este trabajo a alguno de
estos preparados musicólogos, para conseguir recuperar dicho patrimonio?
Bien se sabe que esto de la
arqueología musical es un capricho, porque ni está reconocido ni remunerado, ni
valorado siquiera. Pero esto lleva muchas horas de dedicación que hay que
quitarlas de otras aficiones o dedicaciones, y por tanto, pienso que hay que
remunerarlas de alguna forma, si se quieren conseguir obras como “Carretería”, “la
Lanzada” o “Galilea” por citar algunas.
Hasta ahora este papel de arqueólogos
musicales o recuperadores lo habíamos asumido tanto algunos músicos, como
directores con fácil acceso a archivos y colecciones, por amor al arte. Así como
en su mayor parte por aficionados con escasa formación musical, que se
encargan de recopilar o coleccionar partituras, a base de solicitar información
a amigos o conocidos que les puedan aportar algo, unas veces con más fortuna y
otras con menos.
Por ello creo que esto no es algo
fortuito, sino que debe ser fruto de un trabajo de investigación, de
seguimiento, de estudio previo en el que un especialista (musicólogo,
archivero, documentalista, etc) pueda desarrollar su trabajo o sus conocimientos y formación.
Mientras esto no se consiga,
estaremos supeditados a que esto siga siendo algo fortuito, algo caprichoso o
algo esporádico, por aquellos que queramos dedicar nuestro tiempo a esta labor.
Permítanme reivindicar en esta
cuaresma el oficio de archivero musical remunerado, para todos aquellos jóvenes
con ganas de trabajar y sobre todo de recuperar y dar a conocer el patrimonio
musical que nos estamos perdiendo, para que el día que nos falten las fuerzas a
los que lo hacemos bien por nuestro oficio, o bien por amor al arte, tengamos
asegurada la continuidad en esta labor de la arqueología musical, con la especialización
y rigor que ello merece.
Igualmente a nuestros gobernantes
o a quien corresponda les rogaría tomen conciencia de la necesidad de dotar,
tanto de medios como de personal los archivos musicales, pues de nada sirve
tener un archivo maravilloso, si no tenemos por ejemplo sala de consulta o personal
para atender las consultas u asesorar a los investigadores.
Esta cuaresma podemos celebrarla
como una afortunada en recuperaciones de música procesional. Si en el pasado año, recibíamos con alegría y expectación
la noticia de la recuperación de la marcha de nuestro admirado maestro D.
Manuel Borrego, “Santísimo Cristo del Buen Fin” por parte del director de la
banda de Sanlúcar la Mayor.
Para este año hemos recuperado dentro
del género que nos lleva, entre otras, tres piezas de capilla, con autoría de
D. Antonio Pantión, el cual no necesita presentación, y del que nos hemos
llevado una grata sorpresa al no tener constancia hasta su hallazgo de la composición de estas piezas como son “Viernes
Santo” “Christus Factus I” y “Christus Factus II”, dichas piezas las hemos
hallado gracias una vez más a la colaboración de nuestro amigo y maestro Julio
Páez Cano, revisando legajos cedidos por la familia de Antonio García Martínez
QPD.
Aunque la figura de Antonio era conocida por haber sido oboísta, miembro
de la banda municipal de Sevilla, de la Bética
e incluso por alguna de sus composiciones para el género de capilla como
“Saeta”. Son pocos los que saben que era primo de Enrique García, y por tanto
además de colaborador como instrumentista en su capilla, era también el
encargado de custodiar parte del archivo para capillas, e incluso de acordar
numerosas actuaciones para dicha Capilla musical.
De hecho nos ha dejado abundante
documentación muy útil para el estudio, tanto de partituras, como de contratos
o repertorio de su etapa.
Otro de los logros de este año
son; un original de la pieza "Anima Christi", de Agapito Insausti Morrás nacido en Navarra 1851 y murió en Sevilla el 1914. Quien fuera infante de la
catedral de Pamplona y alumno de Eslava en Madrid. Maestro de capilla y organista de las
catedrales de Jerez y Málaga. Dotado también de buena voz, fue tenor de la Catedral de Sevilla. Es autor de
unas doscientas composiciones. Y con dicho hallazgo podemos comprobar que lo
que interpretan algunos otros grupos es una versión mutilada de dicha obra y
que además originalmente era una pieza vocal, por tanto tiene letra.
La otra pieza se trata de una
copla, también con letra, de Enrique Millán, de la cual no podemos dar más
datos hasta tener todos los cabos bien atados.
Esperando tengamos una buena
cuaresma, así como una Semana Santa que sea del disfrute de todos, un año más
queremos agradecer su apoyo a aquellas hermandades que cuentan con nosotros, así
como a todos nuestros seguidores que nos alientan para no desfallecer en este
capricho de la Música de Capilla.
Y por otro lado instamos a todas
aquellas Hermandades, instituciones o particulares interesadas en cualquiera de
nuestros servicios, no duden en contactar con nosotros.