jueves, 30 de enero de 2014

TRIVIUM DESEMPOLVA UNA CAPILLA DE MANUEL BORREGO




Un año más la Capilla Musical Trivium, después de muchas horas de trabajo, de búsqueda, de estudio, de cotejar datos etc. Disponemos de una serie de obras totalmente desconocidas que llevaban mucho tiempo durmiendo en archivos particulares y ahora se podrán escuchar en aquellos actos  en que actuemos.

De las novedades para este año y por ahora solo vamos a mencionar dos joyas de la música de Capilla, no obstante a lo largo de la cuaresma iremos dando detalles de  las nuevas incorporaciones a nuestro repertorio;

Por un lado tenemos “Perdon oh Dios mio” armonizada por D. Pedro Braña, la cual pude ser la única  pieza de música de capilla  que realizara D. Pedro, y procede una vez mas del archivo de Antonio García Martínez, el cual también posiblemente se la solicitara a D. Pedro. Destaca la rica armonización con movimiento de todas las voces y la instrumentación para oboe, dos clarinetes y Fagot.

Y por otro lado hemos encontrado la pieza   “Lento religioso para procesión” atribuida a Manuel Borrego,  la cual hace años que le seguíamos la pista.
Es una pieza corta de 23 compases, al estilo de las marchas decimonónicas, con figuras de doble puntillos y  con una forma A-B-A donde sobre todo destaca su sencillez y su carácter fúnebre y concebida para oboe, clarinete y fagot.

APROVECHAMOS PARA HACER UN LLAMAMIENTO A AQUELLAS HERMANDADES INTERESADAS EN QUE ENTRE OTROS DIAS TENEMOS EL VIERNES SANTO LIBRE.

En la foto de cabecera podemos ver a D. Pedro Braña al frente de la Municipal, y tras la primera fila (Felipe con la caja, Gerardo con el Bombo, y Andrés Galindo con los platos) detrás del bombo podemos ver a los dos oboes Antonio García.


viernes, 17 de enero de 2014

MANUEL DE FALLA Y LA MÚSICA DE CAPILLA





Quiero comenzar este año con un articulo, muy significativo y digno de analizar, se  trata de José María Chacón, poeta cubano y también Diplomático que escribió una bella semblanza de Manuel de Falla, publicada en ‘Diario de La Habana el 21 de noviembre de 1946, una semana después del fallecimiento del compositor en tierras argentinas.

“Conocí a don Manuel de Falla en Sevilla, en la Semana Santa de 1922
[…] Había venido el maestro a Sevilla, esta vez, con un propósito deliberado:
en una de las procesiones de la deslumbradora Semana Mayor se tocaba un instrumento que sólo se oía en uno de los pasos de una de las madrugadas de aquellos días. Quería sorprender al anónimo artista popular en su faena creadora”, contaba en su texto José María Chacón, y seguía:
“Estábamos en la encantadora Plaza de Doña Elvira, en el corazón
del barrio de Santa Cruz. Por una de esas calles estrechas […] había de discurrir este paso […] La humedad de la madrugada la sentía caer lentamente
y no me atreví a resistirla más.
Dejé al maestro, a quien acompañaban Federico García Lorca, que comenzaba
su prodigiosa carrera poética, y su hermano, el profesor y diplomático, entonces un estudiante lleno de promesas”.
Lo que sucedió en la madrugada lo supo Chacón al día siguiente: “Alguien dijo al artista popular que allí estaba don Manuel de Falla. El buen hombre se puso a temblar de emoción y apenas atinó en su trabajo……. Pero el gran músico, con su bondad incomparable, había conquistado una definitiva amistad en el anónimo artista, que ya, ante él, no había de sentir temor ni zozobra de ninguna clase”.



Otro ejemplo de un autor que conoció a Falla y su quehacer compositivo fue
Jaime Pahissa, que en 1947 escribió: “Acaso en el Concerto, (concierto para clave y cinco instrumentos) en sus líneas un poco espinosas pero cargadas de un extraño poder de evocación, no se sienta algo del efecto de aquella música un canto de oboes y fagot que oyó en una procesión de la madrugada de Semana Santa en Sevilla, produjera en la siempre despierta sensibilidad de Falla, aguzada en aquel momento por la particular atmósfera que le rodeaba.


Que podemos extraer de estas dos interesantes crónicas, en principio sabemos que Falla durante esa Semana Santa se entrevisto con D. Eduardo Torres y D. Segismundo Romero para comenzar su proyecto de Orquesta Bética, que empezaría al año siguiente con el estreno del Retablo de Maese Pedro.

Si juntamos las dos crónicas diferentes podemos deducir que Falla, en lo que verdaderamente tenia interés era en escuchar a la capilla o capillas del Silencio que procesionaban en la madrugá, y no un instrumento como dice el escritor.Si fuera un instrumentista, en vez de un instrumento posiblemente también se tratara de Antonio Zaragoza, pues el fagotista no era miembro de la Banda Municipal, ni de ninguna otra banda que pudiera participar en la Semana Santa, y no recuerdo en estos momentos si podría participar en otra alguna procesión, sustituyendo a Enrique.  Descartamos lo de un instrumento que solo se podía escuchar en un paso de la procesión, puesto que en la plantilla de la Banda Municipal sin ir mas lejos había tanto oboes como fagot en aquella fecha, no tengo noticias sin en las militares figuraban oboes, pues si sabemos que fagot no.

Por otra parte sabemos que los músicos que formaban en las capillas de aquel año eran los mismos, que después formarían la Orquesta Bética, es decir M. García Matos, al que podemos ver en la foto de cabecera de la orquesta Bética con Halfter dirigiendo, y Falla pendiente a su derecha, García Matos es el oboe que está delante del Arpa, y Antonio García Martínez, que no se ve. Los fagotistas eran Antonio Zaragoza, del que sabemos que siempre mantuvo una gran amistad con el maestro Falla, con constancia de una amplia correspondencia epistolar, entre ambos, y al cual también podemos ver en la foto a continuación del arpa. El otro fagot  Enrique García Silva, el cual también aparece en la foto al lado de Zaragoza.

Nos queda la duda, y en ello estamos de ¿Y si Falla hubiese compuesto  alguna capilla, por encargo de sus amigos o por el efecto que en el causo como escribe Jaime Pahissa, el escucharlas en el silencio y todavía no la hemos encontrado?.

 todo es posible en esta vida………………….