Aunque NO nos
denominemos ministriles de Sevilla o algo similar si somos en cierta
medida auténticos ministriles,
evolucionados por el paso de los años, la tecnología, etc. pero herederos todavía de muchas costumbres de
los primeros ministriles del siglo XVI.
Como muchos ya conocerán es a partir de 1526, cuando en Sevilla o mejor
dicho en nuestra Catedral, se requiere de forma permanente un grupo de músicos
para tocar en sus diferentes actos o fiestas, los cuales eran de muy diverso
tipo, no solo el oficio divino y la liturgia, también incluía pasaclaustros,
procesiones dentro y fuera de la catedral, podemos decir que interpretasen
música religiosa pero también festiva o profana.
Este grupo
es lo que conocemos como Ministriles; El término ministril procede del
latín ministerialis. En la Edad Media esta expresión era
sinónimo de joculator, que significaba juglar, pero a lo largo del siglo XV la palabra juglar declinó progresivamente a favor del término
ministril, que se utilizó para designar a los músicos instrumentistas
de viento y de cuerda asociados a la corte, iglesias o ayuntamientos. Entre
juglar y ministril existen dos diferencias esenciales. La
primera concierne a la especialización instrumental
de los ministriles en detrimento de la polivalencia muy general de los juglares. La otra gran diferencia consiste en que los juglares tenían
un trabajo de “divertimento ambulante”, mientras que los
ministriles poseían un status social más elevado porque trabajaban para un rey,
noble, iglesia o ayuntamiento de forma permanente. Es cierto que los
ministriles, debido a que solían cambiar de patrono por motivos económicos,
tenían una actividad que no era totalmente sedentaria, pero tampoco era tan
nómada como la profesión de los juglares.
La desaparición del nombre del juglar por
el de ministril ya se había iniciado en Francia a finales del siglo XII. La
figura del juglar había caído en desgracia y su nombre en desuso. La decadencia
de los juglares, propia de la desaparición trovadoresca, da paso en Cataluña a
la entrada de los ministriles, los cuales en la segunda mitad del siglo XVI
sustituyen por completo a los juglares… Muy posiblemente aquí el cambio debió
ser impulsado por la prohibición por parte de los obispos de que los juglares
actuasen dentro de las iglesias…”.
El Diccionario de Autoridades define el
término así: “Ministriles: Se llaman los instrumentos músicos de boca, como
chirimías, baxones y otros semejantes, que se suelen tocar en algunas
procesiones y otras fiestas públicas. Ministril: se llama el que toca los
instrumentos llamados ministriles”. Con el tiempo aparece una división de los
ministriles: por un lado están los ministriles bajos, que tocan instrumentos de
cuerda con un sonido más débil, y por otro están los ministriles altos, que
tocan instrumentos de viento de fuerte sonoridad como la chirimía, el corneto,
el sacabuche, la bombarda, y el bajón, entre otros.
Exceptuando
los que tenían su ocupación en las capillas religiosas, estos músicos, también
llamados ministriles de boca, solían actuar en celebraciones al aire libre.
Generalmente consistían en un pequeño conjunto de músicos profesionales que
tenían como misión formar parte del séquito real en las labores protocolarias,
amenizando los actos públicos y, al mismo tiempo, resaltando la brillantez de
las visitas reales y todos los actos en los que la música instrumental sirviese
para acentuar su carácter festivo y solemne para contribuir a la simbolización del
rango social de su patrón. Entre los instrumentistas de viento, había quienes
estaban al servicio de los monarcas o nobles, los que desempeñaban su labor en
iglesias o capillas religiosas y, por último, los que estaban al servicio de
los ayuntamientos. Entendemos por capilla musical un conjunto de músicos no
ligados explícitamente al culto regular, sino a la fiesta pública y a las
funciones donde concurren cierto número de personas. El Diccionario de
Autoridades define la acepción de “Capilla” como: Un conjunto de cantores
(músicos) e Instrumentistas (ministriles con sus instrumentos), que cobran
regularmente un sueldo por parte de una institución eclesiástica o una persona
de título para actuar en las
funciones
o fiestas.
Pero antes de entrar al servicio de una institución
como la catedral o el Cabildo Municipal, estos ministriles eran músicos que ya
tocaban juntos en otros lugares y junto con otros compañeros por lo que se les conocía
como "extravagantes" según el
Diccionario de Autoridades aquel:
"que no es del numero, ni tiene asiento fixo, ni esta computado ni
incluido ni incorporado por alguna compañía, comunidad o clase de personas o
estados, sino que libremente obra y exerce por si donde quiere su oficio o
cargo". Pues bien precisamente esta será la cualidad que caracteriza a los
"Extravagantes".
Estos grupos de ministriles junto a los
cantores formaban parte de las conocidas como CAPILLAS MUSICALES, (dejamos para
otra ocasión la composición de una capilla musical, o los diferentes tipos de
capillas).
Hasta no hace mucho tiempo nos surgían
una serie de preguntas que con la incorporación de nuevos estudiosos e
investigadores cada vez estamos más cerca de obtener respuesta, entre ellas por
ejemplo sabemos que instrumentos tocaban, incluso sus nombres, también sabemos
de su calendario laboral, el cual siempre estaba o debía estar sujeto a las
directrices marcadas por la institución de la cual dependían.
Sabemos que
incluso en aquella época solo si eras músico de la corte, de la Catedral o del
Cabildo Municipal eras honorable, y por tanto todos aspiraban a tener un puesto
de estos; si no, no te daban ni la comunión en la misa.
Cuando se
trataba de bolos o actuaciones extraordinarias, lo ministriles pertenecientes a
estas instituciones eran los primeros a los que solicitaban sus servicios los
diferentes demandantes de música; hospitales, conventos, cofradías o
particulares. Debido a los bajos salarios era habitual el dedicarse incluso a
otros oficios o trabajos, como comerciantes o zapateros. También sabemos que
era un oficio que se transmitía o se heredaba de familia en familia, que
incluso se casaban con familiares de otros músicos. Y que ya existía la figura
del" archimaga" como conocemos hoy día al encargado de coordinar o
avisar a los músicos y realizar los contratos.
Pero quizás las dudas mas difíciles de resolver son
sobre el repertorio que estos interpretaban. El
repertorio que interpretaban los ministriles altos era de tres tipos. En primer
lugar estaba el repertorio vocal, donde su función consistía en doblar con
sus
instrumentos las voces cantadas de la capilla o bien substituirlas. En segundo
lugar
figuraba el repertorio puramente instrumental derivado del vocal, cuyo
principal
atractivo consistía en la capacidad de improvisación de los intérpretes
como
solistas. Por último, estaba el repertorio instrumental procedente de las
danzas
cortesanas.
aunque muy a groso modo sabemos que lo que se
interpretaba eran motetes, himnos o partes de misas (refiriéndonos al
repertorio de capilla) son muy pocos los repertorios de los que tenemos
constancia, debido a dos puntos muy
importantes, el primero es porque lamentablemente,
el corpus musical practicado por estos ministriles apenas se ha conservado,
entre otros motivos por la falta de una imprenta española adecuada para la
edición de música.
la
segunda es porque era costumbre que cada conjunto o
copla de ministriles tuviera su propio repertorio, con lo cual llegamos al
segundo punto, al depender de particulares no existe ningún archivo o
biblioteca donde podamos buscar, sino solamente siguiendo las pistas de los
propios músicos.
Es por ello que hoy en día podemos afirmar con
rotundidad que no existen músicos que puedan vivir exclusivamente de su
actividad dentro de las capillas musicales.
Si podemos encontrar capillas musicales con un
repertorio propio, formada por
trabajadores de la música, no vamos a utilizar el término profesionales, para
no confundir, queremos referirnos a aquellos que pueden vivir de su actividad
musical, ya sea como intérprete, docente, etc.
Con un cierto estatus dentro del ámbito musical, al
igual que como hemos descrito anteriormente, y
que como era costumbre de antiguo, han heredado de sus antecesores una
cierta técnica o repertorio y por tanto relacionadas con los MINISTRILES.
En cambio a pesar de poseer un repertorio propio, de
tener ese cierto estatus, etc.
Al contrario
que años atrás no somos, ni los más
solicitados, ni poseemos estatus alguno y ni siquiera somos reconocidos por
nuestra dedicación a mantener vivo este género dentro de la música procesional.
En estos días de crisis, en que la oferta supera la
demanda, lo que prima son los precios, cuanto más bajos, mejor para las
Hermandades o instituciones, sin tener en cuenta repertorios, profesionalidad,
compostura, ni nada por el estilo de los verdaderos MINISTRILES.
ESPEREMOS ESTO CAMBIE ALGÚN DÍA A MEJOR
" Pues eso, toca ser desplazado, asimilado o seguir asumiendo hermosamente el riesgo de la imperfección..."
Agradecemos y aplaudimos la información colgada en la pagina www.troballeros.wordpress.com
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