miércoles, 25 de febrero de 2015

MINISTRILES DEL SIGLO XXI




Aunque NO nos denominemos ministriles de Sevilla o algo similar si somos en cierta medida  auténticos ministriles, evolucionados por el paso de los años, la tecnología, etc.  pero herederos todavía de muchas costumbres de los primeros ministriles del siglo XVI.

Como muchos ya conocerán es a partir de 1526, cuando en Sevilla o mejor dicho en nuestra Catedral, se requiere de forma permanente un grupo de músicos para tocar en sus diferentes actos o fiestas, los cuales eran de muy diverso tipo, no solo el oficio divino y la liturgia, también incluía pasaclaustros, procesiones dentro y fuera de la catedral, podemos decir que interpretasen música religiosa pero también festiva o profana.

Este grupo es lo que conocemos como Ministriles;  El término ministril procede del latín ministerialis. En la Edad Media esta expresión era sinónimo de joculator, que significaba juglar, pero a lo largo del siglo XV la palabra juglar declinó progresivamente a favor del término ministril, que se utilizó para designar a los músicos instrumentistas de viento y de cuerda asociados a la corte, iglesias o ayuntamientos. Entre juglar y ministril existen dos diferencias esenciales. La primera concierne a la especialización instrumental de los ministriles en detrimento de la polivalencia muy general de los juglares. La otra gran diferencia consiste en que los juglares tenían un trabajo de “divertimento ambulante”, mientras que los ministriles poseían un status social más elevado porque trabajaban para un rey, noble, iglesia o ayuntamiento de forma permanente. Es cierto que los ministriles, debido a que solían cambiar de patrono por motivos económicos, tenían una actividad que no era totalmente sedentaria, pero tampoco era tan nómada como la profesión de los juglares.
La desaparición del nombre del juglar por el de ministril ya se había iniciado en Francia a finales del siglo XII. La figura del juglar había caído en desgracia y su nombre en desuso. La decadencia de los juglares, propia de la desaparición trovadoresca, da paso en Cataluña a la entrada de los ministriles, los cuales en la segunda mitad del siglo XVI sustituyen por completo a los juglares… Muy posiblemente aquí el cambio debió ser impulsado por la prohibición por parte de los obispos de que los juglares actuasen dentro de las iglesias…”.

 El Diccionario de Autoridades define el término así: “Ministriles: Se llaman los instrumentos músicos de boca, como chirimías, baxones y otros semejantes, que se suelen tocar en algunas procesiones y otras fiestas públicas. Ministril: se llama el que toca los instrumentos llamados ministriles”. Con el tiempo aparece una división de los ministriles: por un lado están los ministriles bajos, que tocan instrumentos de cuerda con un sonido más débil, y por otro están los ministriles altos, que tocan instrumentos de viento de fuerte sonoridad como la chirimía, el corneto, el sacabuche, la bombarda, y el bajón, entre otros.
Exceptuando los que tenían su ocupación en las capillas religiosas, estos músicos, también llamados ministriles de boca, solían actuar en celebraciones al aire libre. Generalmente consistían en un pequeño conjunto de músicos profesionales que tenían como misión formar parte del séquito real en las labores protocolarias, amenizando los actos públicos y, al mismo tiempo, resaltando la brillantez de las visitas reales y todos los actos en los que la música instrumental sirviese para acentuar su carácter festivo y solemne para contribuir a la simbolización del rango social de su patrón. Entre los instrumentistas de viento, había quienes estaban al servicio de los monarcas o nobles, los que desempeñaban su labor en iglesias o capillas religiosas y, por último, los que estaban al servicio de los ayuntamientos. Entendemos por capilla musical un conjunto de músicos no ligados explícitamente al culto regular, sino a la fiesta pública y a las funciones donde concurren cierto número de personas. El Diccionario de Autoridades define la acepción de “Capilla” como: Un conjunto de cantores (músicos) e Instrumentistas (ministriles con sus instrumentos), que cobran regularmente un sueldo por parte de una institución eclesiástica o una persona de título para actuar en las
funciones o fiestas.

Pero antes de entrar al servicio de una institución como la catedral o el Cabildo Municipal, estos ministriles eran músicos que ya tocaban juntos en otros lugares y junto con otros compañeros por lo que se les conocía como "extravagantes" según  el Diccionario de Autoridades  aquel: "que no es del numero, ni tiene asiento fixo, ni esta computado ni incluido ni incorporado por alguna compañía, comunidad o clase de personas o estados, sino que libremente obra y exerce por si donde quiere su oficio o cargo". Pues bien precisamente esta será la cualidad que caracteriza a los "Extravagantes".
Estos grupos de ministriles junto a los cantores formaban parte de las conocidas como CAPILLAS MUSICALES, (dejamos para otra ocasión la composición de una capilla musical, o los diferentes tipos de capillas).

Hasta no hace mucho tiempo nos surgían una serie de preguntas que con la incorporación de nuevos estudiosos e investigadores cada vez estamos más cerca de obtener respuesta, entre ellas por ejemplo sabemos que instrumentos tocaban, incluso sus nombres, también sabemos de su calendario laboral, el cual siempre estaba o debía estar sujeto a las directrices marcadas por la institución de la cual dependían.


Sabemos que incluso en aquella época solo si eras músico de la corte, de la Catedral o del Cabildo Municipal eras honorable, y por tanto todos aspiraban a tener un puesto de estos; si no, no te daban ni la comunión en la misa.
Cuando se trataba de bolos o actuaciones extraordinarias, lo ministriles pertenecientes a estas instituciones eran los primeros a los que solicitaban sus servicios los diferentes demandantes de música; hospitales, conventos, cofradías o particulares. Debido a los bajos salarios era habitual el dedicarse incluso a otros oficios o trabajos, como comerciantes o zapateros. También sabemos que era un oficio que se transmitía o se heredaba de familia en familia, que incluso se casaban con familiares de otros músicos. Y que ya existía la figura del" archimaga" como conocemos hoy día al encargado de coordinar o avisar a los músicos y realizar los contratos.

Pero quizás las dudas mas difíciles de resolver son sobre el repertorio que estos interpretaban. El repertorio que interpretaban los ministriles altos era de tres tipos. En primer lugar estaba el repertorio vocal, donde su función consistía en doblar con
sus instrumentos las voces cantadas de la capilla o bien substituirlas. En segundo
lugar figuraba el repertorio puramente instrumental derivado del vocal, cuyo
principal atractivo consistía en la capacidad de improvisación de los intérpretes
como solistas. Por último, estaba el repertorio instrumental procedente de las
danzas cortesanas.
aunque muy a groso modo sabemos que lo que se interpretaba eran motetes, himnos o partes de misas (refiriéndonos al repertorio de capilla) son muy pocos los repertorios de los que tenemos constancia,  debido a dos puntos muy importantes, el primero  es porque  lamentablemente, el corpus musical practicado por estos ministriles apenas se ha conservado, entre otros motivos por la falta de una imprenta española adecuada para la edición de música.
la segunda es porque  era costumbre que cada conjunto o copla de ministriles tuviera su propio repertorio, con lo cual llegamos al segundo punto, al depender de particulares no existe ningún archivo o biblioteca donde podamos buscar, sino solamente siguiendo las pistas de los propios músicos.

Es por ello que hoy en día podemos afirmar con rotundidad que no existen músicos que puedan vivir exclusivamente de su actividad dentro de las capillas musicales.

 Si  podemos encontrar capillas musicales con un repertorio propio,  formada por trabajadores de la música, no vamos a utilizar el término profesionales, para no confundir, queremos referirnos a aquellos que pueden vivir de su actividad musical, ya sea como intérprete, docente, etc.
Con un cierto estatus dentro del ámbito musical, al igual que como hemos descrito anteriormente, y  que como era costumbre de antiguo, han heredado de sus antecesores una cierta técnica o repertorio y por tanto relacionadas con los MINISTRILES.

En cambio a pesar de poseer un repertorio propio, de tener ese cierto estatus, etc.
 Al contrario que  años atrás no somos, ni los más solicitados, ni poseemos estatus alguno y ni siquiera somos reconocidos por nuestra dedicación a mantener vivo este género dentro de la música procesional.

En estos días de crisis, en que la oferta supera la demanda, lo que prima son los precios, cuanto más bajos, mejor para las Hermandades o instituciones, sin tener en cuenta repertorios, profesionalidad, compostura, ni nada por el estilo de los verdaderos MINISTRILES.


ESPEREMOS ESTO CAMBIE ALGÚN DÍA A MEJOR

 " Pues eso, toca ser desplazado, asimilado o seguir asumiendo hermosamente el riesgo de la imperfección..."

Agradecemos y aplaudimos la información colgada en la pagina www.troballeros.wordpress.com



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