Una vez más, utilizo este
blog en memoria de otro siempre recordado
y querido maestro, compañero, y amigo familiar, que nos dejo este viernes
pasado 8 de noviembre.
Se trata de Manuel Hernández
Garrido, “Dorriga” como le gustaba firmar.
Manolo fue un músico sevillano,
nacido en el año 1934, en Carmona, miembro de una estirpe musical bastante
numerosa. Era una de esas personas tocadas por la gracia de Dios, con esos “golpes”
o recursos humorísticos, como dirían ahora, que solamente se le ocurren a
personas tan geniales como él.
Fue un trabajador nato de la
música, formaba una orquesta con su padre y hermanos, la cual apareció incluso
en alguna película del cine español con actores como Alfredo Landa. Posteriormente
ingresaría en la Banda Municipal de Sevilla desde el año 1951, como bombardino,
y poco después en la Orquesta Bética Filarmónica,
como contrabajo. Por si fueran pocas ocupaciones también tocaba por las noches
en el cabaret, era profesor de piano, de acordeón e incluso preparaba a
cantantes. También realizo una memorable labor como maestro en localidades como
Brenes o Alcalá del Rio.
Es autor de casi una veintena de
marchas para bandas de música, como “María de la Amargura, o Esplendor del Gran Poder. Es también autor de
70 marchas para cornetas y tambores, así como numerosas canciones, sevillanas,
pasodobles y música de cámara, una producción tan amplia como desconocida.
Referente a la música de Capilla,
precisamente mi primera capilla fue con uno de sus hijos, mi amigo José Manuel,
y otro compañero Antonio Sires, por aquel entonces estábamos en Soria 9, y me
estrené junto a ellos en la madruga astigitana. Aún conservo un papel de fagot, que me mando
para ese día, con más garrapateas que en mi vida he visto yo.
En su faceta de compositor de música de
capilla quizás su pieza más conocida sea
Nuestra Señora de la Soledad”, dedicada al Santo Entierro de Dos
Hermanas, pero en el archivo de Trivium
conservamos además, “Amargura Ecijana”, “Bajada de la Cruz”, “Cristo”, “Cristo
del Perdón”, “Dolorosa”, “Entre olivos”, “Esplendor del Gran Poder”, “Jueves
Santo”, “Madrugada”, “Mirada de Cristo”, “Muerte y Resurrección”, “Padre mío”, “Santa
Cena” y “Soledad de Pilas”.
Vaya desde aquí nuestro más
sentido pésame a sus hijos, entre ellos José Manuel y Antonio, considerados
profesionales de la música también, y a toda su familia en la que igualmente
podemos encontrar a conocidos músicos con los cuales hemos compartido muchos
momentos.
Y…. Manolo, seguro que haya donde vayas harás
disfrutar con tu gracia al más triste que te encuentres”….siempre estarás con
nosotros.
(En la foto de cabecera, podemos ver a Manolo Hernádez, con el bombardino, y la Banda Municipal de Sevilla, en tiempos de Albero)