lunes, 12 de agosto de 2019

IN MEMORIAN DE JUAN VELAZQUEZ SANCHEZ, un siervo elegido por Dios, para honrarle con su música.




En el día de hoy ha tenido cristiana sepultura, nuestro querido amigo Juan Velázquez  Sánchez, para todos sus amigos y compañeros “Juanito”.
Mas que las palabras en un día como este, lo que afloran son sentimientos hacia tan especial persona para la cual no encontrare palabras suficientes para referirme a él, ni hoy ni nunca.

Por supuesto que no voy a reflexionar sobre su trayectoria como compositor, del cual ya la historia le rendirá sus cuentas.

En un día como hoy, solo puedo acordarme del amigo tan sumamente sensible con tantos aspectos de la vida, ya no solo de la música, sino de su familia, de sus amigos, de su profesión, de sus convicciones religiosas… y así un larguísimo etc.

Sobre su biografía y producción musical, ya tenemos muchas páginas donde poder consultar el listado de sus marchas así como de su trayectoria como profesional de la música con muchísimas horas de experiencia, algo  que es difícil de plasmar en ningún documento.

 Juan era una persona totalmente humilde y celosa de su profesión. Los que tuvimos la suerte de trabajar con él y de compartir tantas y tantas anécdotas como Juan tenia, para cualquiera con el que él se sintiera a gusto son innumerables.

Se nos ha ido una gran persona, un gran músico y una de las personas que más conocía de la historia de la música sevillana. Juan a pesar de su edad y sus achaques, la memoria no le fallaba, si a ello le sumamos que se codeo con todas las personalidades de la música del siglo XX, el resultado era una verdadera enciclopedia de la música sevillana, pero no solo de la música de Semana Santa, sino de la música culta y de la música popular, desde la copla al flamenco.

Juan que como muchos conocerán, empezó de manos de su padre y su querido hermano Pepe, en la banda de Guillena, después de tocar por muchos pueblos y ferias, y una vez ya en el ayuntamiento de Sevilla  la mayor parte de su jornada laboral, que como la de muchísimos músicos de su época era de casi veinte horas al día, e incluso algunos días más, transcurría por la mañana en la Banda Municipal de Sevilla, que por cierto en aquella época no se denominaba “Sinfonica”, a pesar de contar con mucha más cuerda que en la actualidad, así como una plantilla más numerosa, e interpretando también un repertorio tan sinfónico como el de ahora.

Después había ensayo de orquesta Bética o de la Filarmónica como siempre le han dicho los músicos de aquellos tiempos. Llegaba la hora de cenar rápidamente, y entrar en el cabaret o sala de fiesta para tocar hasta altas horas de la madrugá. "Viña Blanca" en el caso de Juan.

A todo esto hay que sumar que Juan perteneció a la Orquesta de la S.I. Catedral por 48 años, prácticamente hasta hace unos años, incluso jubilado de la Banda Municipal, y porque ya su salud no se lo permitía.
Por si fuera poco, Juan también acudía a tocar el órgano a su parroquia de la Oliva, e incluso cuando se lo solicitaba algún amigo se desplazaba para amenizar una boda u otro evento.

Era muy difícil escucharle a Juan un No por respuesta,  siempre intentaba ayudar como fuera o fuese.

En el mundo de la música de capilla, también Juan ha sido un eslabón muy importante, no limitándose solo a sus composiciones, como “Amparo de nuestras Almas”, “Santo Cristo de Burgos”, “Que triste cautiverio”, “Salud de Montesion”…
Juan también nos dejo como intérprete por ejemplo el primer disco exclusivo de música de capilla, formando pareja con Fulgencio Morón.

Precisamente la última vez que tuve la ocasión de hablar con él, el mes pasado, me hablo de hacerme llegar su reciente composición, dedicada al Cautivo de Santa Genoveva, de la cual estaba muy contento con la acogida que había tenido por parte de la Hermandad.

Bueno podría escribir páginas y páginas sobre las anécdotas vividas o escuchadas con atención a Juan…pero hoy solo nos queda el consuelo de que Juan,  tan religioso y creyente como era, seguro que ya estará  sentado formando parte de esa gran orquesta celestial, dispuesto para acompañar a los ángeles y honrando a Dios, en el cielo, como lo hizo en la tierra, con su música.

Vaya desde aquí nuestro más sentido pésame a su familia, a sus grandes amigos, así como  a todas aquellas personas que sentían  algo especial por tan sensible y cariñosa persona, y que igual que nosotros lo echaremos mucho de menos, y por supuesto siempre estará presente de alguna manera entre nosotros.

“Juan,  sabíamos que a ti te gustaba llegar siempre el primero y con tiempo de antelación a todas partes….pero hombre el cielo podía esperar”

hasta siempre mucho mas que amigo...

PD; En la foto superior aparece Juan con el clarinete, Manuel Perez Caballero, con el trombon, Isidoro Jimenez, flauta, Joaquin Garcia Castilla, trompa y Cayetano Sanchez, fagot.

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